Verde pero más espinosa
En un trabajo recientemente publicado en la revista Science investigadores de diversas universidades de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Kenia y Sudáfrica han estudiado la relación entre la distribución de los carnívoros y la aparición de plantas con defensas contra los herbívoros, concretamente de espinas. Por una parte han utilizado un sistema de GPS para determinar las posiciones preferentes de las poblaciones de impalas y las posiciones preferentes de sus depredadores (leopardos y perros salvajes). Por otro lado, han determinado la distribución de dos especies de acacias muy relacionadas, la Acacia etbaica, que posee abundantes espinas, y la Acacia brevispica, que no posee espinas. Los resultados indican que las acacias desprotegidas son bastante más abundantes en las zonas con poblaciones abundantes de carnívoros que en las zonas donde estos son más escasos.
A pesar de estos resultados persistían las dudas sobre si las diferencias de distribución eran debidas a la acción de los impalas. Hay que tener en cuenta que las plantas tienen más mecanismos para defenderse de ser comidas además de las espinas. Concretamente, las acacias acumulan en sus hojas unas sustancias denominadas taninos que tienen un sabor amargo y astringente y que tienden a producir rechazo al alimento en una gran diversidad de animales herbívoros. Los mamíferos como la vaca, el ciervo y el simio característicamente evitan a las plantas o partes de las plantas con alto contenido de taninos. Concretamente, las hojas de la Acadia brevispica, que tiene las espinas pequeñas, acumula unas diez veces más taninos que las hojas de la Acacia etbaica, la de las espinas largas. Por tanto, no está tan claro que los impalas prefieran comer las hojas de una u otra acacia. Para comprobar que era lo que hacía decidir a los impalas, si el tamaño de las espinas o el contenido en taninos, los investigadores hicieron un curioso experimento. Les ofrecieron a los impalas una especie de buffet libre con cuatro tipos de alimentos. Por una parte ramas de acacia de espinas largas y ramas de acacia con espinas cortas. Por otra parte, arrancaron las espinas largas de ramas de la Acacia etbaica y se las pegaron en ramas de la Acadia brevispica, ofreciéndoselas a comer a los impalas junto con las ramas de las que se habían arrancado las espinas. El resultado fue que los impalas escogieron preferentemente las ramas con las espinas pequeñas o con las espinas arrancadas. Es decir, que la presencia de esspinas es lo que determin su dieta y no la presencia de taninos.
Por tanto, la presencia de carnívoros determina la mayor o menos presencia de impalas, lo cual a su vez deterimina la mayor presecia de acacias con espinas grandes. ¿Y de que depende la distribución de los carnívoros? Pues fundamentalmente de la actividad humana. Donde hay humanos tiende a no haber grandes carnívoros. Se calcula que de las 31 especies de grandes carnívoros existentes al menos las poblaciones de 24 están disminuyendo de manera importante en los últimos años. 17 de estas especies ocupan en la actualidad menos de la mitad de sus respectivas áreas de distribución geográfica históricas. Cabe pues deducir, a la luz de las conclusiones del estudio, que a pesar de la presión humana la sabana africana seguirá siendo verde, pero más espinosa.

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